viernes, 21 de agosto de 2009

Los objetos en escena. (Congelada, 2004)






Tanto la escenografía como la utilería de mano tienen un gran potencial a la hora de multiplicar los sentidos de texto. Pueden ser apoyos físicos, disparadores de la imaginación, -tanto del espectador como del actor- o límites a las intensiones del personaje. Dicen los maestros que siempre se deben utilizar al menos para tres cosas. Esto quiere decir que un objeto o un elemento escenográfico nunca es un adorno o una decoración. Siempre debe servir al significado general: se utiliza como soporte del espacio, o como espacio en si mismo transformado, o como oponente. De esta forma soy consiente de que cada elemento que agrego a la escena (y esto se puede aplicar a otras instancias) se debe utilizar para muchas más cosas que las que se supone que sirve.
En el caso de Congelada, trabajé con una heladera que movilizaba por todo el escenario, transformándola en heladería, casa, hospital, árbol, nexo entre escenas, etc. Así -incluido el esfuerzo físico que me implicaba- ese objeto se transformaba para ser el otro en escena cargado de sentidos.

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