Teatro. Cultura. Ideas locas. Sociedad. Denuncias. Pasquín de opinión de María José Gabin.
domingo, 20 de septiembre de 2009
Composición y realismo
La composición de un personaje SIEMPRE debe ser real en el sentido de verdadera. No importa cuan estrafalaria sea la composición. Lo importante es que el espectador reciba esa composición como algo orgánico y creíble al punto de aceptar la convención de que ese personaje existe en la realidad. Muchas veces se confunde la idea de verdadero con realista. Es el caso de algunas interpretaciones en que se usan los mismos recursos que hacen que todos los personajes hechos por ese actor sean parecidos. La singularidad que pudiera tener se vuelve entonces repetida y sin sorpresa. Lo interesante de la composición es que permite la transformación de ese actor en un Taxi Driver un día o en un mafioso neurótico y risible mucho después. Siempre se parte de lo mismo: organizar la expresión de manera que los recursos sean infinitos, porque se apela a diferentes cosas según cómo sea ese personaje. No es siempre lo mismo para que sea verdadero porque es lo más creíble en nuestra expresión. Es siempre diferente, aquí y ahora, mi yo del actor mezclado con mi yo de ese personaje en particular. (Imagen: Alejandro Urdapilleta en "La antena" de Esteban Sapir, 2005)
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