lunes, 3 de agosto de 2009

Homenaje María Fux a Pérez Celis


La danza de singular magnetismo de María Fux iluminó ayer el recuerdo de mi padre. Sus palabras y su cuerpo jugando sobre las proyecciones de las pinturas fueron un deleite para todos. Gracias a la colaboración entre una y otra expresividad -la de la danzante y la del pintor- el recuerdo del que "está, no estando" se transformó en algo vivo. Creo que las casi trescientas personas que asistieron anoche a la Biblioteca Nacional fueron testigos de un momento de los que uno quiere recordar por siempre. María Fux logró transformar en poesía la memoria, alejándose por completo del homenaje que lamenta la pérdida y acercándose al festejo de lo que nos ha dejado.
Orlando Barone incluye hoy en su blog su texto "Se dicen tantas cosas Pérez Celis" que leyó ayer y que también funcionó como una celebración a la amistad y a la vitalidad que mi padre desplegaba.
Luego, cuando finalmente vimos a Celis en "El Gran Libro", el video documental sobre el proceso de creación de la obra que se encuentra hoy en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, sentí que lo volvíamos a tener entre nosotros, con su fuerza, con su creatividad, con su amor por la pintura.
Agradezco a todos por haber estado, por haberlo querido y por seguir recordándolo.
Una noche inolvidable.

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