miércoles, 2 de septiembre de 2009

La forma y el fondo


Se dice que la forma es el fondo. Que las maneras son una muestra de lo que somos y pensamos. Catalina, el personaje protagónico de La fierecilla domada, es arrogante, mal hablada, impulsiva, agresiva. Estas "formas" determinarían una personalidad violenta y hablarían de un ser que debe ser encauzado. Sin embargo cuando el empresario Bernard Madoff fue descubierto en su carácter de estafador, la mayoría de sus conocidos se sorprendieron por la acusación. El hombre respondía al más alto nivel socio cultural, su encanto personal y sus maneras glamorosas lo cubrían de sus actos delictivos. Para la construcción de personajes es muy rico plantearse de qué manera queremos mostrar tal tipo. Podemos elegir entre más o menos obvio o más o menos opuesto a su rol dentro de la trama. Si tenemos poco tiempo para desarrollarlo, tal vez la mejor elección es la más evidente: si hay un marinero del que no vamos a saber nada, lo mejor será que el actor tenga buena musculatura y esté vestido con una remera rayada. Pero si es un personaje de mayor desarrollo podremos ser más sutiles y esconder la intriga dentro de una máscara bien construida. Después de todo, es evidente que aquellos que mejor se nos presentan muchas veces nos terminan estafando.

martes, 1 de septiembre de 2009

La tradición rioplatense


La combinación de diferentes lenguajes es un modo que siempre ha caracterizado nuestro tipo de actor. Si bien es cierto que la tradición norteamericana tiene al canto, el baile y la actuación como una comunión a la que la mayoría de los actores accede, en nuestro caso la reunión de lenguajes carga con un cierto corrimiento. Es todo pero siempre un poco torcido; es verdad vista con una lente deformada. Tradicionalmente nuestra expresividad tiene en el grotesco un referente que nos excede. Somos grotescos por argentinidad. Resolver los conflictos con la exacervación, afectados al máximo, como si todo fuera de una importancia terminal, es parte de nuestra razón de ser. No calculamos, accionamos. Muchas veces sin medir las consecuencias. Ese lanzarnos al vacío sin red es lo que admiran en el exterior cuando nos ven sobre el escenario. Apelar a todos los recursos, multiplicar la expresión y los caminos, amplificar desde la unión drama-humor, es lo que nos singulariza. Al menos ese es el tipo de teatro al que aspiro.