viernes, 29 de enero de 2010

J.D. Salinger

Dicen que la historia de cómo Edhasa consiguió los derechos de la obra de Salinger, que había tenido Alianza, y después Sudamericana, cuenta mucho de las manías del conocido escritor oculto en el centeno.
Aparentemente  la gente de Sudamericana hizo al comienzo un buen trabajo. Esto es: retraducir la casi ilegible versión española de “El guardián entre el centeno”, pasarla al castellano y darle así la entidad que ese pequeño clásico de la literatura norteamericana del siglo XX se merece. Pero luego cometió el gran error que le costaría los derechos de ahí en más.
Salinger, como se sabe, no permitía que sus libros llevaran foto del autor en la solapa, ni reseña biográfica alguna. Y prohibía mediante contrato, que las tapas de sus novelas tengan ilustraciones.
Así es que cuando recibió el primer ejemplar de “El cazador oculto” de la colección de literatura “juvenil” de Sudamericana, el asunto no le gustó nada. Y ordenó a su agente retirarle a Sudamericana los derechos de toda su obra.
Así fue como Edhasa logró tener el camino libre, y reeditar los libros de J.D. Incluyendo los “Nueve cuentos”, “El guardián entre el centeno”, el maravilloso “Levantad…” y “Franny y Zoe”. Todos super recomendados. Sobre todo hoy, que él ya no está. 
(Fuente: http://www.tomashotel.com.ar/; Maximiliano Tomas)

jueves, 28 de enero de 2010

INDA LEDESMA -



Inda Ledesma se llamaba Inda Rodríguez. Inda Ledesma, así en la vida como en el escenario, siempre estuvo en la vereda de enfrente. En la vereda áspera, en la vereda sin sombra ni baldosas, en la vereda de la lucidez y del insomnio.Como actriz, suprema, única entre las únicas, fue una de las mayores del habla castellana en el siglo 20. Inda alumbraba las palabras: lo saben Shakespeare y Brecht y Chejov, lo saben García Lorca y Vallejo y Borges y Gelman.Inda Ledesma como ser humano vivió siempre en estado de compromiso. En carne viva, en conciencia viva. No aflojó en ninguna de las cuatro estaciones. Jamás dio el brazo a torcer. Nunca se acomodó ni a lo fácil, ni la moda ni al poder de turno.Para ella el Paraíso terrenal debía ser eso, terrenal. Un paraíso sin hambrientos, sin dientes cariados, sin analfabetos y sin analfabetizadores. Un paraíso para todos y entre todos.Las noticias nos dicen que Inda Ledesma falleció. No siempre, no siempre debemos creerle a las noticias. Inda, la porfiada, la lúcida, la peleadora, la que no dio nunca el brazo ni el corazón a torcer, no ha muerto: respira de otra manera.Damas y caballeros, Inda Ledesma no descansa en paz. Descansa en intensidad. De pie entonces, y aplausos, aplausos para ella. Así en la tierra como en la tierra. (Rodolfo Braceli)